La noticia de ayer es la nueva convocatoria que ha hecho el gobierno cubano para discutir los problemas nacionales. No es claro cual será el objetivo directo de esta convocatoria, pues hace apenas dos años se realizó algo similar y todavía no se han visto los frutos. Por otra parte cada vez que se realizan estos “debates” se deja claro que cualquier tipo de queja o proposición deben estar dentro de los limites que marca el gobierno y el partido, lo cual elimina la posibilidad que se pueda cuestionar y responsabilizar al propio gobierno por sus políticas erróneas.
El gobierno cubano siempre ha evitado la posibilidad de que cualquier individuo o grupo puedan cuestionar su autoridad y ha usado como su principal recurso la descalificación y el ataque directo a sus oponentes. Esto ha imposibilitado crear cual tipo de proyectos alternativos que puedan tener un impacto importante en la sociedad cubana.
Uno de los síntomas mas evidentes de este férreo control es la escasez de iniciativas colectivas. Generalmente solo encontramos proyectos individuales que en el mejor de los casos pueden agrupar a cierto numero de seguidores, pero que no llegan a alcanzar mayor trascendencia en la población. Uno de los pocos ejemplos que pudo lograr notoriedad dentro de la sociedad cubana ha sido el proyecto Varela y todos conocemos cual fue su final.
Para el gobierno ha sido muy útil este monopolio del poder, pero ¿hasta que punto seguirá siendo beneficioso?
Los posibles escenarios de una Cuba futura son diversos. Sin dudas dentro de los más probables esta el de un cambio en la estructura del control político y económico, posibilidad que cada día toma más fuerza debido al estatismo que impera ante la profunda y larga crisis que vivimos.
Frente a este escenario, ¿que resulta más beneficioso para el gobierno cubano? Tener interlocutores con legitimidad y apoyo con quien establecer acuerdos dentro de un proceso de transito organizado a una sociedad plural, o tener que iniciar un proceso de tal envergadura con un interlocutor débil. En este último caso se correría el peligro de que parte de la población no sienta como legítimos los acuerdos alcanzados, pues no se sentiría representada ni por el gobierno, ni por la oposición.
Esa fue la ventaja que existió en Polonia con el movimiento Solidaridad. El gobierno polaco tuvo interlocutores que aglutinaban a las principales fuerzas opositoras, esto garantizó la legitimidad del proceso de diálogo y de posteriores reformas.
En Cuba se necesita una oposición organizada y madura, con proyectos claros que constituyan una opción política viable, de lo contrario se estará caminando sobre un terreno incierto. La posibilidad de inestabilidad social sería una espada de Damocles que pendería sobre nuestra nación.
La sociedad civil cubana deben estar conciente de la necesidad de reclamar su protagonismo dentro del momento actual. Seguir postergando tales responsabilidades constituyen un ejercicio fatal que no traerá ningún beneficio, sino solo una mayor agudización de nuestros problemas.
Pero para que lo anterior ocurra en forma ordenada y pacifica el gobierno debe permitir de una vez por todas la aparición de estas nuevas alternativas que puedan garantizar el bienestar del pueblo cubano. De nada sirve intentar detener un proceso que terminará imponiéndose.
El gobierno cubano siempre ha evitado la posibilidad de que cualquier individuo o grupo puedan cuestionar su autoridad y ha usado como su principal recurso la descalificación y el ataque directo a sus oponentes. Esto ha imposibilitado crear cual tipo de proyectos alternativos que puedan tener un impacto importante en la sociedad cubana.
Uno de los síntomas mas evidentes de este férreo control es la escasez de iniciativas colectivas. Generalmente solo encontramos proyectos individuales que en el mejor de los casos pueden agrupar a cierto numero de seguidores, pero que no llegan a alcanzar mayor trascendencia en la población. Uno de los pocos ejemplos que pudo lograr notoriedad dentro de la sociedad cubana ha sido el proyecto Varela y todos conocemos cual fue su final.
Para el gobierno ha sido muy útil este monopolio del poder, pero ¿hasta que punto seguirá siendo beneficioso?
Los posibles escenarios de una Cuba futura son diversos. Sin dudas dentro de los más probables esta el de un cambio en la estructura del control político y económico, posibilidad que cada día toma más fuerza debido al estatismo que impera ante la profunda y larga crisis que vivimos.
Frente a este escenario, ¿que resulta más beneficioso para el gobierno cubano? Tener interlocutores con legitimidad y apoyo con quien establecer acuerdos dentro de un proceso de transito organizado a una sociedad plural, o tener que iniciar un proceso de tal envergadura con un interlocutor débil. En este último caso se correría el peligro de que parte de la población no sienta como legítimos los acuerdos alcanzados, pues no se sentiría representada ni por el gobierno, ni por la oposición.
Esa fue la ventaja que existió en Polonia con el movimiento Solidaridad. El gobierno polaco tuvo interlocutores que aglutinaban a las principales fuerzas opositoras, esto garantizó la legitimidad del proceso de diálogo y de posteriores reformas.
En Cuba se necesita una oposición organizada y madura, con proyectos claros que constituyan una opción política viable, de lo contrario se estará caminando sobre un terreno incierto. La posibilidad de inestabilidad social sería una espada de Damocles que pendería sobre nuestra nación.
La sociedad civil cubana deben estar conciente de la necesidad de reclamar su protagonismo dentro del momento actual. Seguir postergando tales responsabilidades constituyen un ejercicio fatal que no traerá ningún beneficio, sino solo una mayor agudización de nuestros problemas.
Pero para que lo anterior ocurra en forma ordenada y pacifica el gobierno debe permitir de una vez por todas la aparición de estas nuevas alternativas que puedan garantizar el bienestar del pueblo cubano. De nada sirve intentar detener un proceso que terminará imponiéndose.
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