Wednesday, May 12, 2010

Marxismo vs Realismo.


La primera década del siglo concluye y la crisis económica que ha sacudido al sistema internacional lleva irremediablemente a reevaluar estructuras que han prevalecido con una aparente solidez por las últimas décadas. Sin embargo en Cuba lejos de existir un replanteamiento seguimos atados a los años cincuentas y sesentas del siglo anterior donde el ejercicio de la crítica directa y abierta sigue siendo un tabú.

En Cuba existe una gran resistencia a los cambios que sin dudas forman parte de esas revoluciones que periódicamente sacuden a nuestra especie. En nuestra isla se pretende que solo se escuche un discurso que nos remarca cuan desastroso es el mundo y que afortunados somos en tener un proceso dirigido en forma mesiánica y que si bien tiene defectos no está muriendo en el caos y la rapiñaría de este mundo descontrolado y malicioso.

Es curioso ver que incluso muchos que adoptan una postura crítica insisten en ejercer tan elemental ejercicio desde la posición del marxismo. Es como si se aceptara a priori que después de siglo y medio de existencia, esta ideología es la única capaz de acercase “correctamente” a la realidad. Más allá de cualquier juego intelectual es evidente que un pensamiento que surgió en el contexto del siglo XIX y con una puesta en práctica que concluyó en su colapso, no puede seguir siendo el único paradigma, más aun cuando las últimas décadas se han caracterizado por ser un periodo de precipitados cambios.

En pleno siglo XXI el pensamiento Complejo ha ganado muchos adeptos. El reconocimiento de lo limitado del determinismo como herramienta del viejo método científico unido a la cada vez más firme noción de movernos como especie en forma más sistémica, es decir como un organismo, ha planteado la necesidad de una visión más holística.

Y es allí donde no comprendo por qué muchos intelectuales cubanos siguen tratando de revivir el marxismo, una ideología marcada por un profundo mecanicismo, que plantea un punto de vista sesgado en cuanto a las relaciones humanas. El aceptar la lucha de clases como única vía de “solucionar” conflictos es sin dudas una de sus principal debilidad en el campo social. Lejos de promover el entendimiento y el diálogo como posible vía de solución, el marxismo ha promovido la violencia y el aniquilamiento del contrario como la única vía efectiva de cambio social.

El marxismo anuló el factor de cooperación como elemento esencial para dirimir diferencias. Es imposible entender nuestro camino hasta el actual siglo sin entender las luchas dentro de la especie, pero también es imposible sin tomar en cuenta el factor de cooperación como elemento crucial de este mundo, que si bien no es idílico dista mucho de ser un caos marcado por el catastrofismo que tanto se remarca en Cuba.

Creo que va siendo hora de poder acercarnos a la realidad desde diferentes perspectivas que planteen una visión más realista y sobre todo que dejen un amplio espacio a la diversidad de criterios como única vía de un cambio real y evolutivo. Mientras aceptemos que un mundo demoniaco y salvaje es el que prima más de nuestras fronteras no podremos tener un acercamiento más objetivo a nuestra realidad contemporánea.

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