Los cambios emprendidos por el gobierno cubano manifiestan de forma práctica lo que Fidel Castro había expresado unos días antes: El modelo no funciona. Sin embargo todo parece indicar que al igual que en los 90’s cuando se permitió el empleo independiente habrán frenos a la capacidad emprendedora y creativa de los cubanos.
Hay cuatro obstáculos principales para que las nuevas medidas puedan producir el resultado deseado:
1) Una carga impositiva irracional en un momento donde se pretende estimular la creación de nuevos negocios y absorber no solo a los nuevos desempleados sino a los ya existentes.
2) No existe una infraestructura que permita el desarrollo de estos pequeños negocios.
3) La falta de legislaciones claras y transparentes que permitan un crecimiento de estas nuevas empresas, así como los derechos de propiedad que estas deberían traer paralelamente.
4) Que se anteponga el factor político, viendo la iniciativa privada como un mal social que debe ser tristemente aceptado y no como parte de la riqueza de la nación.
Estos factores indudablemente pueden hacer naufragar el desarrollo natural que debe tener la empresa privada y estimular la ya existente corrupción, tráfico de influencias y actividades ilegales. En pocas palabras se construiría un sistema lleno de asimetrías donde no seria la iniciativa individual la que marque la pauta del éxito, sino otros muchos factores colaterales.
No tenemos que hacer mucho esfuerzo para ver el final de este camino. Es el momento de mirar hacia otros modelos de transición y entender que aunque tenemos nuestras particularidades en muchos aspectos iremos por caminos ya transitados.
Hemos perdido años de desarrollo y no creo que resulte necesario seguir atascados. El cambio es inevitable y lo mejor es llevarlo por caminos seguros.